
El primer paso es elegir un sitio con una buena luz, a continuación eliminar el esmalte y utilizar un producto eliminador de cutícula, extendiéndolo en la base y paredes laterales de las uñas. Mientras hace efecto, aprovechamos para limar, procurando dejar los bordes redondeados y que no acaben en pico.
A continuación con un empujador remover las cutículas y tejidos muertos y raspar suavemente para retirar los residuos.
Se limpia con agua tibia y un algodón.
Pulir las superficie de las uñas para que queden uniformes.
Se prepara un baño para los pies, con una duración aproximada de 5 minutos, en un recipiente con agua tibia, sales y/o plantas aromáticas y aceites hidratantes. Se aplica un exfoliante y se masajea.
Si existen muchas durezas o grietas, usar lima de pedicuro y piedra pómez. Aclarar con agua tibia y secar.
El último paso es aplicar una crema hidratante (las mejores son a base de urea, alantoína y manzanilla) con un suave masaje.
Sólo queda esmaltar del color elegido, si no se pintan hay que usar un pulidor para dar brillo.